A veces el absurdo llega a límites tan difíciles de digerir que el cerebro desconecta, se rinde y acaba por tragar con lo que sea. Es como cuando Rajoy (Division) se pone a repetir cualquier proclama ridícula que, a base de ser repetida, acaba por calar en la nube colectiva de conocimiento sucio (alimentada principalmente de desinformación)que planea siempre sobre nuestras paradójicamente sobreinformadas cabezas.
Si no es por ese hastío cerebral que produce la tergiversación de los mensajes y los conceptos no entiendo cómo cualquier culto, la religión, la política o la publicidad, ha podido convencer a sociedades enteras y lo que es peor, a comunidades y a familias, de que deben odiar a sus miembros porque tengan preferencias arrimatorias respecto a un genital "X" definido como incorrecto.
Para más inri lo que se promueve es un odio activo, un castigo que, aplicado a personas con estructuras emocionales aún poco formadas, llegan a conducir a estas personas, niños y adolescentes sobre todo, a quitarse de en medio para siempre. ¿Se darán cuenta las personas que ejercen este acoso, sobre todo las personas cercanas a la víctima, de que cuando alguien se muere ya no lo ves nunca más? Seguramente se darán cuenta tarde. En fin.
Sobre todo esto versa ese corto ganador de un Oscar en 1994 y del que tantas cosas buenas y recomfortantes han surgido para este colectivo tan maltratado. Dirigido por Peggy Rajski, cuenta la historia de un niño de 13 años, confuso y aislado porque los demás lo tratan como si fuese diferente. Mejor verlo, pero decir que lo mejor para mí es el enfoque de la peli, inocente y vagamente cómico, como dando la oportunidad de retornarnos a todos a ese momento en que tuvimos que tomar la decisión de entender u odiar, sin grandes dramatismos ni posturas irreconciliables y ¿Cómo nadie iba a querer odiar al pobre Trevor? Tan majo, tan fan de Diana Ross, tan listito...Pues ahí va una de absurdos: El actor que interpretó el personaje, Brett Barsky, sufrió el acoso de sus compañeros por hacerlo. Y eso que ni siquiera era gay.
A raíz de la emisión del corto en la HBO, sus creadores pidieron incluir en la introducción el teléfono de alguna línea de apoyo para jóvenes LGTBQ que se encontraran en una situación de riesgo de suicidio. Se encontraron que no existía tal cosa y la crearon, así de simple. Aún funciona, de hecho muy bien, se llama The Trevor Project e incluye muchos servicios de asesoramiento y una red social. Gracias a The Trevor Project también surgió It Gets Better, una página en la que mucha gente anónima, trabajadores de grandes empresas como google o facebook y algunos famosos cuelgan vídeos dirigidos a estos chicos diciéndoles la verdad: que no están sólos y que no se rindan porque todo mejorará. Con certeza.
Esto me recuerda a una anécdota que contaba Sharon Gless, la actriz que interpretaba a la madre de Michael en Queer as folk, en un programa epílogo que se emitió al finalizar la misma. Contaba que en uno de los estrenos de temporada (o algo así) un chico le pidió un abrazo y que cuando se lo dio rompió a llorar desconsolado y no se despegaba de ella, decía que lo siguió abrazando varios minutos porque se dio cuenta de que ese chico estaba tan sólo que necesitaba a Debbie, su personaje (Debbie es la orgullosísima madre de Michael, militante del PFLAG y defensora a ultranza de los derechos de su retoño). No entiendo cómo puede haber padres, hermanos, amigos, profesores, que permitan que el único consuelo de esos chicos sea un personaje ficticio o los vídeos con mensajes esperanzadores de unos desconocidos, pero si eso es lo que hay, bienvenidos sean.
Que haya series, películas, documentales, personas públicas, desfiles del orgullo, integrantes histriónicos de su comunidad que visibilicen, normalicen, humanicen su existencia y que haya tolerancia cero hacia los que pretendan poner límites a sus formas.
Sin más: TREVOR
TREVOR
Cargado por chocolate6. - Mira películas y shows de TV enteros.
viernes, 14 de enero de 2011
lunes, 14 de diciembre de 2009
I can only disappoint you
Quisiera comenzar ofreciendo mi más sincero agradecimiento a mi nutrido público, el que espera pacientemente que este agujero se airee de vez en cuando. A todos aquellos que pensando lo peor, y también lo más lógico, creyeron que no vivirían para ver una nueva actualización de este Mundo Fantasma, quiero hacerles saber que hoy no es su día de suerte pues llega una nueva muestra de las canciones que engrandecen la vida!
Me voy a saltar mi propia tradición por que la ocasión lo merece, y es que más que una canción hoy me han venido a pedir vez para aparecer publicados en este blog, referente cultural y tendencia absoluta (lo que aún no sabemos los integrantes del equipo es para quién), tres jóvenes y un cleptómano, oriundos todos ellos de Chester, en el Reino Unido. Exacto, se trata (algunos de ustedes ya lo habrán adivinado)de la banda más molona que salió de todo aquello del brit pop: Mansun
Era el año 1995, época convulsa. Oasis, ya por aquel entonces medio muertos, jugaban a rebota y en tu culo explota con Blur. Elastica, entre, posiblemente acertadas, acusaciones de plagio por parte de grupos viejunos, se hundían en la miseria de forma injusta. Suede andaban pintándose las uñas entre el enormísimo "Dog man Star" y el más que aceptable "Coming Up", Pulp se declaraban de una "Different Class" pariendo himnos aún imperecederos, Ash presentaban el tiernísimo "1977" auspiciados por el influjo del nail polish negro de Brettie y Echobelly parían ese himno incontestable y emocionante que sigue siendo "Great things"
Y ese era el momento en que cuatro muchachitos rubios con cara de pueblerinos y sin mucha idea de tocar nada que no fuese los culos de las chavalas, montaron su grupo y lo llamaron Mansun en homenaje a una canción de The Verve. La historia de cómo un comienzo tan triste (¿¿¿The Verve??? Joder!) dio paso a un grupazo más mítico que la propia vida será por siempre una incógnita.
Lo cierto es que lo del brit pop les pilló de refilón, no en el tiempo, sino en el espacio. Mansun siempre se salen un poco del borde de cualquier etiqueta, lo suyo venía de las entrañas de sus dos baluartes, Paul Draper, compositor y vocalista con cara de Barbie mal peinada y Dominic Chad, guitarrista y compositor que sin cortarse un pelo, directamente adoptó el look de su admirado Brian Jones. No sé cómo de injusto es obviar a Stove King, bajista feucho y co-fundador que se acabó llevando pasta del bote (de ahí el nombre del álbum de 2004, "Kleptomania") y a Andie Rathbone, batería y poco más, pero lo cierto es que Paul y Dominic componían juntos, vivían juntos y los dos eran fans de los Carpenters. No me negaran que el mérito parece ser enteramente suyo.
Como decía, Mansun tienen su propio estilo y aunque no voy a ser yo quien se ponga a describirlo, sí que diré que ese estilo y ese algo los ayudo a granjearse una legión de seguidores de los que a día de hoy, 6 años después de su final como banda, todavía pervive un fiel y nutrido grupo.
¿Y qué es ese algo? Se están preguntando en estos momentos mis sufridos lectores, bien, deberían hacer un amplio muestreo pero si vale de algo les contaré, amigos míos, lo que hacen sus canciones con mi persona. Yo, que hace tiempo que me las doy de saberlo todo, vivo cada día más exenta de emociones. Lo que antes me identificaba ahora me parecen poses, me creo que ya he vivido de todo y que es demasiado difícil que algo vaya a sorprenderme como me ocurría hace 10 años con cada pequeño detalle, yo, que tengo el culo pelado, que cuando tú vas yo vengo, que soy una mujer de mundo, vaya y vivo más o menos resignada a una cierta tibieza hablando en términos generales, cuando escucho las canciones de estos cuatro jovenzuelos que ahora ya andan por la cuarentena, me salgo del mundo!
Me vuelvo una hooligan emocional, se me acelera el corazón, tengo calor, ganas de morder, de saltar, de tener otra vez 19 años, revivir lo que hice y hacer todo lo que no pude. De vivir en Londres, de hacer guarrerías en los cuartos de baño de garitos oscuros, de gritar, de bailar de estar en primera fila en un concierto, de besarme con todo quisqui, de meterme el mundo en el bolsillo!
Cualquier seguidor medio de Mansun sabe que esto ocurre sobre todo con sus dos primeros discos "Attack of the grey lantern" y "Six" y es algo superior a las fuerzas de la naturaleza. Da igual que no estés predispuesto, si te pones a escucharlos asumes las consecuencias de la exaltación que producen. Algunos dirán que exagero, pero les juro, queridos amigos, que no lo hago.
Como ejemplo número uno tenemos "Mansun's only love song", una canción que me pone particularmente bruta, así, como lo oyen. Me pirran sus "vocals" y sus guitarras, me ponen, qué quereis que os diga.
¿Qué puedo decir?
Ejemplo número dos, "Special/Blown it (delete as appropiate)", una canción con una intro más oscura que vuestros pecados, un rabioso ensayo sobre el derrotismo de nuestra generación, quien no se identifique con eso es que no es un verdadero "loser".
Son sólo dos ejemplos, pero sin apenas pensarlo podría poner al menos una docena. Hay muchos grupos de cuyas canciones puede decirse lo mismo, pero muy pocos que sigan provocando la misma emoción, con la misma intensidad, por muchos años que pasen.
Después de "Six", la cosa se fue al garete y ellos fueron avisando cuando presentaron su siguiente single, "I can only dissapoint you", perteneciente a su último disco como banda, "Little Kix". Era evidente que algo fallaba aunque nunca quedó claro el qué, se dice que Dominic chupaba más de la cuenta y que el mal rollo había venido de la manita del éxito, como suele pasar, pero ocurriera lo que ocurriese, lo cierto es que decidieron no prolongar su agonía y se fueron con la promesa nunca cumplida de álbumes en solitario. Tras de sí dejaron algunas de las mejores canciones de la década de los noventa y el inmortalizado espíritu de una época que toda una generación de cínicos treintañeros añoramos por encima de todas las cosas.
Como siempre, mi cariño y mi respeto, nunca nos decepcionasteis.
Larga vida a Mansun.
Me voy a saltar mi propia tradición por que la ocasión lo merece, y es que más que una canción hoy me han venido a pedir vez para aparecer publicados en este blog, referente cultural y tendencia absoluta (lo que aún no sabemos los integrantes del equipo es para quién), tres jóvenes y un cleptómano, oriundos todos ellos de Chester, en el Reino Unido. Exacto, se trata (algunos de ustedes ya lo habrán adivinado)de la banda más molona que salió de todo aquello del brit pop: Mansun
Era el año 1995, época convulsa. Oasis, ya por aquel entonces medio muertos, jugaban a rebota y en tu culo explota con Blur. Elastica, entre, posiblemente acertadas, acusaciones de plagio por parte de grupos viejunos, se hundían en la miseria de forma injusta. Suede andaban pintándose las uñas entre el enormísimo "Dog man Star" y el más que aceptable "Coming Up", Pulp se declaraban de una "Different Class" pariendo himnos aún imperecederos, Ash presentaban el tiernísimo "1977" auspiciados por el influjo del nail polish negro de Brettie y Echobelly parían ese himno incontestable y emocionante que sigue siendo "Great things"
Y ese era el momento en que cuatro muchachitos rubios con cara de pueblerinos y sin mucha idea de tocar nada que no fuese los culos de las chavalas, montaron su grupo y lo llamaron Mansun en homenaje a una canción de The Verve. La historia de cómo un comienzo tan triste (¿¿¿The Verve??? Joder!) dio paso a un grupazo más mítico que la propia vida será por siempre una incógnita.
Lo cierto es que lo del brit pop les pilló de refilón, no en el tiempo, sino en el espacio. Mansun siempre se salen un poco del borde de cualquier etiqueta, lo suyo venía de las entrañas de sus dos baluartes, Paul Draper, compositor y vocalista con cara de Barbie mal peinada y Dominic Chad, guitarrista y compositor que sin cortarse un pelo, directamente adoptó el look de su admirado Brian Jones. No sé cómo de injusto es obviar a Stove King, bajista feucho y co-fundador que se acabó llevando pasta del bote (de ahí el nombre del álbum de 2004, "Kleptomania") y a Andie Rathbone, batería y poco más, pero lo cierto es que Paul y Dominic componían juntos, vivían juntos y los dos eran fans de los Carpenters. No me negaran que el mérito parece ser enteramente suyo.
Como decía, Mansun tienen su propio estilo y aunque no voy a ser yo quien se ponga a describirlo, sí que diré que ese estilo y ese algo los ayudo a granjearse una legión de seguidores de los que a día de hoy, 6 años después de su final como banda, todavía pervive un fiel y nutrido grupo.
¿Y qué es ese algo? Se están preguntando en estos momentos mis sufridos lectores, bien, deberían hacer un amplio muestreo pero si vale de algo les contaré, amigos míos, lo que hacen sus canciones con mi persona. Yo, que hace tiempo que me las doy de saberlo todo, vivo cada día más exenta de emociones. Lo que antes me identificaba ahora me parecen poses, me creo que ya he vivido de todo y que es demasiado difícil que algo vaya a sorprenderme como me ocurría hace 10 años con cada pequeño detalle, yo, que tengo el culo pelado, que cuando tú vas yo vengo, que soy una mujer de mundo, vaya y vivo más o menos resignada a una cierta tibieza hablando en términos generales, cuando escucho las canciones de estos cuatro jovenzuelos que ahora ya andan por la cuarentena, me salgo del mundo!
Me vuelvo una hooligan emocional, se me acelera el corazón, tengo calor, ganas de morder, de saltar, de tener otra vez 19 años, revivir lo que hice y hacer todo lo que no pude. De vivir en Londres, de hacer guarrerías en los cuartos de baño de garitos oscuros, de gritar, de bailar de estar en primera fila en un concierto, de besarme con todo quisqui, de meterme el mundo en el bolsillo!
Cualquier seguidor medio de Mansun sabe que esto ocurre sobre todo con sus dos primeros discos "Attack of the grey lantern" y "Six" y es algo superior a las fuerzas de la naturaleza. Da igual que no estés predispuesto, si te pones a escucharlos asumes las consecuencias de la exaltación que producen. Algunos dirán que exagero, pero les juro, queridos amigos, que no lo hago.
Como ejemplo número uno tenemos "Mansun's only love song", una canción que me pone particularmente bruta, así, como lo oyen. Me pirran sus "vocals" y sus guitarras, me ponen, qué quereis que os diga.
¿Qué puedo decir?
Ejemplo número dos, "Special/Blown it (delete as appropiate)", una canción con una intro más oscura que vuestros pecados, un rabioso ensayo sobre el derrotismo de nuestra generación, quien no se identifique con eso es que no es un verdadero "loser".
Son sólo dos ejemplos, pero sin apenas pensarlo podría poner al menos una docena. Hay muchos grupos de cuyas canciones puede decirse lo mismo, pero muy pocos que sigan provocando la misma emoción, con la misma intensidad, por muchos años que pasen.
Después de "Six", la cosa se fue al garete y ellos fueron avisando cuando presentaron su siguiente single, "I can only dissapoint you", perteneciente a su último disco como banda, "Little Kix". Era evidente que algo fallaba aunque nunca quedó claro el qué, se dice que Dominic chupaba más de la cuenta y que el mal rollo había venido de la manita del éxito, como suele pasar, pero ocurriera lo que ocurriese, lo cierto es que decidieron no prolongar su agonía y se fueron con la promesa nunca cumplida de álbumes en solitario. Tras de sí dejaron algunas de las mejores canciones de la década de los noventa y el inmortalizado espíritu de una época que toda una generación de cínicos treintañeros añoramos por encima de todas las cosas.
Como siempre, mi cariño y mi respeto, nunca nos decepcionasteis.
Larga vida a Mansun.
miércoles, 12 de agosto de 2009
Somos las putas inútiles que ellos moldean.
Cuatro meses después, ¡Al fin regresamos! Espero que mi extensa audiencia me permita el uso del plural mayestático, se me hace menos duro si tengo la ilusíon de que somos dos (o más) a los controles. De esta forma uno dicta y otro escribe, como poco. Siempre es más llevadero el trabajo compartido.
La segunda entrega de "canciones enormes" nos la traen los Manic Street Preachers. Ese grupo de jovenzuelos que se comían el mundo y lo desafiaban con sus declaraciones inciendarias, con su situacionismo homoerótico (término que tomo prestado y referiré más adelante) y sus militancia comunista (supuestamente incoherente con su carrera discográfica desarrollada en grandes multinacionales).
La canción en cuestión se encuentra en su primer disco, "Generation terrorists",
en el que se encuentran también algunos de sus éxitos y los que sin duda son sus primeros clásicos: "You Love Us", "Stay Beautiful" o la enorme "Motorcycle Emptiness", que algún día tendrá una entrada propia en este blog, queda prometido.
Hablo del himno "Little Baby Nothing".
Siempre mantuve que si alguien debería implicarse en la lucha contra la explotación femenina, si alguien debería declararse inequívocamente feminista, esos eran precisamente los hombres, que lo hagan las mujeres debería ser una obviedad, aunque no lo sea. Manic lo hacen con sumo gusto en esta canción y además la completan con un videoclip en el que aparece por primera vez el aún desconocido dúo, Shampoo (Oh-Oh, We're in trouble). En el clip tan sólo aparece el vocalista de la banda, James Dean Bradfield, en la época en la que aún no era preocupantemente parecido a Jorge Javier Vázquez. El resto estaban cansados de grabar vídeos de promoción y el realizador se las ingenió para sustituirlos por una banda de féminas encarnadas por fans del grupo. El resultado es ingenioso, divertidísimo y muy liberador y catártico, y sobre su rodaje escribió un hilarante artículo su director, Steven Wells, en The Guardian. Este es el enlace de dicho artículo, del cual tomé prestado el término anteriormente reseñado:
http://www.thisisyesterday.com/ints/shoot.html
Bradfield canta a dúo con la ex-estrella del porno Traci Lords, que un par de años atrás había protagonizado "Cry Baby", maravillosa película del Dios del trash, John Waters (para la suscribiente el Dios del cine, a secas). Este gesto fue interpretado de diversas maneras, ellos declararon querer a alguien que se identificara con la letra). Más allá de eso, yo encuento implícita una reivindicación sobre el uso que cada mujer hace de su cuerpo y de la libertad para hacerlo sin que se la reduzca como persona. A saber, a nadie parece molestarle que el cuerpo de una mujer sea usado comercialmente siempre que no exista el acto sexual. Es el acto el que separa a las modelos de las putas en base a la moral de la represión. Me parece totalmente acertada la sentencia que hace Patri: "Cuando las mujeres estemos realmente liberadas, seremos todas putas". Y es que lo que está mal visto no es vender tu cuerpo, lo que convierte a una mujer en una "fulana" es cómo lo vendes. Los trabajos que implican el acto sexual (prostitutas y actrices porno) son indignos, los que se valen de insinuaciones sexuales para vender cualquier cosa no lo son. O sea que la sociedad es tan hipócrita como para aplaudir que se explote el cuerpo femenino, pero únicamente dentro de los límites que ella establece (parece que el sexo por sí mismo aún es visto como oscuro, sucio y pecaminoso), ante lo cual, a las poseedoras de dicho cuerpo sólo nos resta decir: Es mi cuerpo y dado el caso, los límites los pongo yo. Ahí es donde la presencia de Traci Lords cobra cierto sentido en esta canción, o al menos en la lectura que yo hago de ella.
Sobre lo puramente musical, el tema va muy en la línea de lo que es todo el disco. Ese pseudo-rock rabioso de los que se piensan elegidos y van en contra de todos (los heavies los detestaban, los punk pensaban que eran unos moñas y los indies los consideraban de mal gusto). Lo cierto es que nunca fueron punk-rockers como pretendían, pero es cierto que eran diferentes, únicos. Su música, inconcreta por aquellos entonces, era producto de su inocencia y su forma de mirar al mundo y a su tiempo, se nota. La tonadilla, la estética, todo tiene ese tufo insalvablemente hortera de los primeros 90's, pero nada tiene que ver con sus contemporáneos. Lejos de espantar, como pasa con muchos de ellos, resulta elegantemente cutre y sobre todo, irremediablemente conmovedor.
Hacia el final de la canción James y Traci vocean juntos
"You are pure, you are snow. We are the useless sluts that they mould.
Rock n roll is our epiphany. Culture, alienation, boredom and despair."
Musicalmente es el climax de la canción, la parte que se corea hasta quedar afónico en los conciertos. También es el resumen lírico de la intención de la canción y una declaración de principios del grupo que eran Manic antes de que la triste desaparición de Richey James Edwards. Después de ese suceso su actitud provocadora fue sustituida por la melancolía y la disculpa, y no es que no siguieran haciendo buenos discos, musicalmente, incluso mejores. Pero aquellos macarras que hacían punk-rock-glam en la época del grunge, esos descarados, medio horteras, que proclamaban que el Rock and roll era homosexual, los que parecían haber inspirado el personaje de Cecil B. Demented de Waters, que creían en la pureza, que decían tener la clave de "lo verdadero", y estaban decididos a torpedear lo que no lo fuera. Aquellos dejaron de existir.
Y Aquellos tenían (como muchos otros) la esencia de lo que soñábamos los que entonces éramos adolescentes.
Para ellos terminó con una tragedia real. Para nosotros se fue disipando con el tiempo. Para todos permanece suspendido en el ambiente, rodeándonos, todos sabeis de lo que hablo. Y cada vez que escucho esta canción vuelve a concentrarse llenándome de alegría al comprobar que sigo siendo la misma que entonces.
Mi cariño y respeto a James, Nick y Sean. Y a Richey, claro, esté donde esté, vivo o muerto. Y a Traci Lords y las chicas que participaron en el videoclip, pues sin él, el conjunto no sería lo mismo.
La segunda entrega de "canciones enormes" nos la traen los Manic Street Preachers. Ese grupo de jovenzuelos que se comían el mundo y lo desafiaban con sus declaraciones inciendarias, con su situacionismo homoerótico (término que tomo prestado y referiré más adelante) y sus militancia comunista (supuestamente incoherente con su carrera discográfica desarrollada en grandes multinacionales).
La canción en cuestión se encuentra en su primer disco, "Generation terrorists",
en el que se encuentran también algunos de sus éxitos y los que sin duda son sus primeros clásicos: "You Love Us", "Stay Beautiful" o la enorme "Motorcycle Emptiness", que algún día tendrá una entrada propia en este blog, queda prometido.
Hablo del himno "Little Baby Nothing".
Siempre mantuve que si alguien debería implicarse en la lucha contra la explotación femenina, si alguien debería declararse inequívocamente feminista, esos eran precisamente los hombres, que lo hagan las mujeres debería ser una obviedad, aunque no lo sea. Manic lo hacen con sumo gusto en esta canción y además la completan con un videoclip en el que aparece por primera vez el aún desconocido dúo, Shampoo (Oh-Oh, We're in trouble). En el clip tan sólo aparece el vocalista de la banda, James Dean Bradfield, en la época en la que aún no era preocupantemente parecido a Jorge Javier Vázquez. El resto estaban cansados de grabar vídeos de promoción y el realizador se las ingenió para sustituirlos por una banda de féminas encarnadas por fans del grupo. El resultado es ingenioso, divertidísimo y muy liberador y catártico, y sobre su rodaje escribió un hilarante artículo su director, Steven Wells, en The Guardian. Este es el enlace de dicho artículo, del cual tomé prestado el término anteriormente reseñado:
http://www.thisisyesterday.com/ints/shoot.html
Bradfield canta a dúo con la ex-estrella del porno Traci Lords, que un par de años atrás había protagonizado "Cry Baby", maravillosa película del Dios del trash, John Waters (para la suscribiente el Dios del cine, a secas). Este gesto fue interpretado de diversas maneras, ellos declararon querer a alguien que se identificara con la letra). Más allá de eso, yo encuento implícita una reivindicación sobre el uso que cada mujer hace de su cuerpo y de la libertad para hacerlo sin que se la reduzca como persona. A saber, a nadie parece molestarle que el cuerpo de una mujer sea usado comercialmente siempre que no exista el acto sexual. Es el acto el que separa a las modelos de las putas en base a la moral de la represión. Me parece totalmente acertada la sentencia que hace Patri: "Cuando las mujeres estemos realmente liberadas, seremos todas putas". Y es que lo que está mal visto no es vender tu cuerpo, lo que convierte a una mujer en una "fulana" es cómo lo vendes. Los trabajos que implican el acto sexual (prostitutas y actrices porno) son indignos, los que se valen de insinuaciones sexuales para vender cualquier cosa no lo son. O sea que la sociedad es tan hipócrita como para aplaudir que se explote el cuerpo femenino, pero únicamente dentro de los límites que ella establece (parece que el sexo por sí mismo aún es visto como oscuro, sucio y pecaminoso), ante lo cual, a las poseedoras de dicho cuerpo sólo nos resta decir: Es mi cuerpo y dado el caso, los límites los pongo yo. Ahí es donde la presencia de Traci Lords cobra cierto sentido en esta canción, o al menos en la lectura que yo hago de ella.
Sobre lo puramente musical, el tema va muy en la línea de lo que es todo el disco. Ese pseudo-rock rabioso de los que se piensan elegidos y van en contra de todos (los heavies los detestaban, los punk pensaban que eran unos moñas y los indies los consideraban de mal gusto). Lo cierto es que nunca fueron punk-rockers como pretendían, pero es cierto que eran diferentes, únicos. Su música, inconcreta por aquellos entonces, era producto de su inocencia y su forma de mirar al mundo y a su tiempo, se nota. La tonadilla, la estética, todo tiene ese tufo insalvablemente hortera de los primeros 90's, pero nada tiene que ver con sus contemporáneos. Lejos de espantar, como pasa con muchos de ellos, resulta elegantemente cutre y sobre todo, irremediablemente conmovedor.
Hacia el final de la canción James y Traci vocean juntos
"You are pure, you are snow. We are the useless sluts that they mould.
Rock n roll is our epiphany. Culture, alienation, boredom and despair."
Musicalmente es el climax de la canción, la parte que se corea hasta quedar afónico en los conciertos. También es el resumen lírico de la intención de la canción y una declaración de principios del grupo que eran Manic antes de que la triste desaparición de Richey James Edwards. Después de ese suceso su actitud provocadora fue sustituida por la melancolía y la disculpa, y no es que no siguieran haciendo buenos discos, musicalmente, incluso mejores. Pero aquellos macarras que hacían punk-rock-glam en la época del grunge, esos descarados, medio horteras, que proclamaban que el Rock and roll era homosexual, los que parecían haber inspirado el personaje de Cecil B. Demented de Waters, que creían en la pureza, que decían tener la clave de "lo verdadero", y estaban decididos a torpedear lo que no lo fuera. Aquellos dejaron de existir.
Y Aquellos tenían (como muchos otros) la esencia de lo que soñábamos los que entonces éramos adolescentes.
Para ellos terminó con una tragedia real. Para nosotros se fue disipando con el tiempo. Para todos permanece suspendido en el ambiente, rodeándonos, todos sabeis de lo que hablo. Y cada vez que escucho esta canción vuelve a concentrarse llenándome de alegría al comprobar que sigo siendo la misma que entonces.
Mi cariño y respeto a James, Nick y Sean. Y a Richey, claro, esté donde esté, vivo o muerto. Y a Traci Lords y las chicas que participaron en el videoclip, pues sin él, el conjunto no sería lo mismo.
sábado, 4 de abril de 2009
Un beso puede ser un arma letal.
Con la llegada de la primavera, Monde Fantome retoma su actividad.
Meses han pasado desde que perdió de vista su propósito original dejándose llevar a la deriva hasta encayar, pero, ¡oh!, hoy regresamos con nuevos objetivos.
Un viaje de 6 horas en autobús dio para escuchar muchas canciones en el modo random y sólo una venció la pereza de volver a entrar en el menú para cambiar la configuración a repeat. Eso me recordó que hay canciones tan perfectas que hacen que el mundo sea un sitio mejor. Es a ellas a quien dedicaremos la segunda temporada de esta bitácora. No sé hacer clasificaciones de mis cosas preferidas, tengo demasiadas cosas preferidas y no siempre me acuerdo de todas, así que simplemente responderé a la llamada cuando una de ellas me diga que quiere estar aquí. Sin orden.
Y empiezo con una increible canción del último disco de Scout Niblett, "This fool can die now". Se trata del corte número 2, "Kiss", en la que se hace acompañar del barbudo Will Oldham, o sea, Bonnie "prince" Billy.
Scout Niblett me gusta moderadamente, a ratos me carga tanto alarido y me hace desconectar, pero en este caso hace de su histrionismo una virtud. El universo en que vive esta canción es tan extraño que es casi imposible que alguien no se sienta sobrecogido al escucharla. Desde el segundo cero, desde la primera escucha. Te agarra para no soltarte.
Habría que preguntar a quien no conociera previamente al "príncipe" si es una percepción objetiva, pero la sensación al escuchar por primera vez su voz en esta historia es de absoluta complicidad. Es como resolver al fin un acertijo. ¿Si él no hubiese estado en la canción la historia habría seguido su curso? El mundo sería de otra forma, ligeramente diferente. O completamente diferente.
Que estén juntos cantando en "Kiss" aumenta exponencialmente la importancia de este temazo.
Tiene que ser un subidón darte cuenta de que has hecho una canción como esta. Mi enhorabuena a ambos. Mi cariño y mi admiración.
Meses han pasado desde que perdió de vista su propósito original dejándose llevar a la deriva hasta encayar, pero, ¡oh!, hoy regresamos con nuevos objetivos.
Un viaje de 6 horas en autobús dio para escuchar muchas canciones en el modo random y sólo una venció la pereza de volver a entrar en el menú para cambiar la configuración a repeat. Eso me recordó que hay canciones tan perfectas que hacen que el mundo sea un sitio mejor. Es a ellas a quien dedicaremos la segunda temporada de esta bitácora. No sé hacer clasificaciones de mis cosas preferidas, tengo demasiadas cosas preferidas y no siempre me acuerdo de todas, así que simplemente responderé a la llamada cuando una de ellas me diga que quiere estar aquí. Sin orden.
Y empiezo con una increible canción del último disco de Scout Niblett, "This fool can die now". Se trata del corte número 2, "Kiss", en la que se hace acompañar del barbudo Will Oldham, o sea, Bonnie "prince" Billy.
Scout Niblett me gusta moderadamente, a ratos me carga tanto alarido y me hace desconectar, pero en este caso hace de su histrionismo una virtud. El universo en que vive esta canción es tan extraño que es casi imposible que alguien no se sienta sobrecogido al escucharla. Desde el segundo cero, desde la primera escucha. Te agarra para no soltarte.
Habría que preguntar a quien no conociera previamente al "príncipe" si es una percepción objetiva, pero la sensación al escuchar por primera vez su voz en esta historia es de absoluta complicidad. Es como resolver al fin un acertijo. ¿Si él no hubiese estado en la canción la historia habría seguido su curso? El mundo sería de otra forma, ligeramente diferente. O completamente diferente.
Que estén juntos cantando en "Kiss" aumenta exponencialmente la importancia de este temazo.
Tiene que ser un subidón darte cuenta de que has hecho una canción como esta. Mi enhorabuena a ambos. Mi cariño y mi admiración.
jueves, 14 de agosto de 2008
El secreto
To compound this -all these unpleasant recollections to the contrary- so much remained of the old Bunny, the one i knew and loved. Sometimes when i saw him at a distance -fists in pockets, whistling, bobbing along with his springy old walk- I would have a strong pang of affection mixed with regret. I forgave him, a hundred times over, and never on the basis of anything more than this: a look, a gesture, a certain tilt of his head. It seemed impossible then that one could ever be angry at him, no matter what he did. Unfortunately, these were often the moments when he chose to attack. He would be amiable, charming, chatting in his old distracted manner, when, in the same manner and without missing a beat, he would lean back in his chair and come out with something so horrendous, so backhanded, so unaswerable, that i would vow not to forget it and never to forgive him again. I broke that promise many times. I was about to say that it was a promise i finally had to keep, but that's not really true. Even today i cannot muster anything resembling anger for Bunny. In fact, i can't think of much I'd like better than for him to step into the room right now, glasses fogged and smelling of damp wool, shaking the rain from his hair like an old dog and saying: "Dickie, my boy, what you got for a thirsty old man to drink tonight?"
One likes to think there's something in it, that old platitude amor vincit omnia. But if i've learned one thing in my short sad life, it is that that particular platitude is a lie. Love doesn't conquer everything. And whoever thinks it does is a fool. (...)
(...) Religious slurs, temper tantrums, insults, coercion, debt: all pretty things, really, irritants -too minor, it would seem, to move five reasonable people to murder. But, if i dare say it, it wasn't until i had helped to kill a man that i realized how elusive and complex an act a murder can actually be, and not necessarily attributable to one dramatic motive. To ascribe it to such a motive would be easy enough. There was one, certainly. But the instict for self-preservation is not so compelling an instict as one might think. The danger which he presented was, after all, not inmediate but slow and simmering, a short which can, at least in the abstract be postponed or diverted in any number of ways. I can easily imagine us there, at the appointed time and place, anxious suddenly to reconsider, perhaps even to grant a disastrous last-minute reprieve. Fear for our own lives might have induced us to lead him to the gallows and slip the noose around his neck, but a more urgent impetus was necessary to make us actually go ahead and kick out the chair.
Bunny, unawares, had himself supplied us with such an impetus. I would like to say i was driven to what i did by some overwhelming, tragic motive. But i think i would be lying if i told you that; if i led you to believe that on that Sunday afternoon in April, i was actually being driven by anything of the sort.
An interesting question: what was i thinking, as i watched his eyes widen with startled incredulity ("come on, fellas, you're joking, right?") for what would be the very last time? Not of the fact that i was helping to save my friends, certainly not; Nor of fear; Nor guilt; But little things. Insults, innuendos, pretty cruelties. The hundreds of small anavenged humiliations which had been rising in me for months. It was of them i thought, and nothing more. It was because of them that i was able to watch him at all, withouth the slightest tinge of pity or regret, as he teetered on the cliff's edge for one long moment- arms flailing, eyes rolling, a silent-movie comedian slipping on a banana peel- before he toppled backwards, and fell to his death.
The Secret History
Donna Tartt
One likes to think there's something in it, that old platitude amor vincit omnia. But if i've learned one thing in my short sad life, it is that that particular platitude is a lie. Love doesn't conquer everything. And whoever thinks it does is a fool. (...)
(...) Religious slurs, temper tantrums, insults, coercion, debt: all pretty things, really, irritants -too minor, it would seem, to move five reasonable people to murder. But, if i dare say it, it wasn't until i had helped to kill a man that i realized how elusive and complex an act a murder can actually be, and not necessarily attributable to one dramatic motive. To ascribe it to such a motive would be easy enough. There was one, certainly. But the instict for self-preservation is not so compelling an instict as one might think. The danger which he presented was, after all, not inmediate but slow and simmering, a short which can, at least in the abstract be postponed or diverted in any number of ways. I can easily imagine us there, at the appointed time and place, anxious suddenly to reconsider, perhaps even to grant a disastrous last-minute reprieve. Fear for our own lives might have induced us to lead him to the gallows and slip the noose around his neck, but a more urgent impetus was necessary to make us actually go ahead and kick out the chair.
Bunny, unawares, had himself supplied us with such an impetus. I would like to say i was driven to what i did by some overwhelming, tragic motive. But i think i would be lying if i told you that; if i led you to believe that on that Sunday afternoon in April, i was actually being driven by anything of the sort.
An interesting question: what was i thinking, as i watched his eyes widen with startled incredulity ("come on, fellas, you're joking, right?") for what would be the very last time? Not of the fact that i was helping to save my friends, certainly not; Nor of fear; Nor guilt; But little things. Insults, innuendos, pretty cruelties. The hundreds of small anavenged humiliations which had been rising in me for months. It was of them i thought, and nothing more. It was because of them that i was able to watch him at all, withouth the slightest tinge of pity or regret, as he teetered on the cliff's edge for one long moment- arms flailing, eyes rolling, a silent-movie comedian slipping on a banana peel- before he toppled backwards, and fell to his death.
The Secret History
Donna Tartt
domingo, 13 de julio de 2008
The 25th hour (Spike Lee)
We'll drive. Keep driving. Head out to the middle of nowhere, take that road as far as it takes us. You've never been west of Philly, have ya? This is a beautiful country Monty, it's beautiful out there, like a different world. Mountains, hills, cows, farms, and white churches. I drove out west with your mother one time, before you was born. Brooklyn to the Pacific in three days. Just enough money for gas, sandwiches, and coffee, but we made it. Every man, woman, and child alive should see the desert one time before they die. Nothin' at all for miles around. Nothin' but sand and rocks and cactus and blue sky. Not a soul in sight. No sirens. No car alarms. Nobody honkin' atcha. No madmen cursin' or pissin' in the streets. You find the silence out there, you find the peace. You can find God. So we drive west, keep driving till we find a nice little town. These towns out in the desert, you know why they got there? People wanted to get way from somewhere else. The desert's for startin' over. Find a bar and I'll buy us drinks. I haven't had a drink in two years, but I'll have one with you, one last whisky with my boy. Take our time with it, taste the barley, let it linger. And then I'll go. I'll tell you dont ever write me, dont ever visit, I'll tell you I believe in God's kingdom and I'll see you and your mother again, but not in this lifetime. You'll get a job somewhere, a job that pays cash, a boss who doesn't ask questions, and you make a new life and you never come back. Monty, people like you, it's a gift, you'll make friends wherever you go. You're going to work hard, you're going to keep your head down and your mouth shut. You're going to make yourself a new home out there. You're a New Yorker, that won't ever change. You got New York in your bones. Spend the rest of your life out west but you're still a New Yorker. You'll miss your friends, you'll miss your dog, but you're strong. You got your mother backbone in you, you're strong like she was. You find the right people, and you get yourself papers, a drivers license. You forget your old life, you can't come back, you can't call, you can't write. You never look back. You make a new life for yourself and you live it, you hear me? You live your live the way it should have been. But maybe, this is dangerous, but maybe after a few years you send word to Naturelle. You get yourself a new family and you raise them right, you hear me? Give them a good life Monty. Give them what they need. You have a son, maybe you name him James, it's a good strong name, and maybe one day years from now years after im dead and gone reunited with your dear ma, you gather your whole family around and tell them the truth, who you are, where you come from, you tell them the whole story. Then you ask them if they know how lucky there are to be there. It all came so close to never happening. This life came so close to never happening.
jueves, 10 de julio de 2008
Gothic Archies
smile: no one cares how you feel
be vicious, vain, and vile
everything's yours to steal if you just smile
have you no dignity?
have you no sense of style?
you'll never be pretty until you smile
smile: no one cares how you feel
there's a world to be got
you can make this world kneel
if you'll just smile
always the best disguise
a license to defile
everyone you despise will die
so smile
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